Con el peso de una tradición familiar arraigada en el espíritu emprendedor,  Gustavo no solo heredó los valores de trabajo arduo y determinación, sino también el deseo profundo de dejar su propia huella en el mundo empresarial. Desde joven, llevaba consigo la semilla de un sueño: crear una empresa que no solo sobreviviera al paso del tiempo, sino que también prosperara.

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Guiado por las lecciones de generaciones pasadas y con una visión clara del futuro que anhelaba construir,  Gustavo tomó las riendas de su destino. Cada paso que dio, cada decisión que tomó, estuvo impregnado del legado familiar que lo había moldeado y fortalecido desde su niñez.

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Fue así como, con valentía y determinación, Recticol vio la luz del día. Desde sus modestos comienzos hasta convertirse en un referente en la industria, la empresa lleva consigo el sello distintivo de la pasión y el compromiso de Gustavo y su legado familiar.

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Hoy, cada servicio que lleva el nombre de Recticol es más que un artículo en el mercado; es el testimonio vivo de un sueño realizado. Es el fruto de años de trabajo arduo, de sacrificio y dedicación, que Gustavo González y su familia han invertido en este proyecto.